Ocho lecciones que todo equipo de trabajo debería aprender de las hormigas
Podría decirse que son incontables todas las lecciones que nos pueden enseñar las hormigas en lo que al trabajo en equipo se refiere. Sin embargo, nombraremos algunas de las más importantes con la intención de sistematizar esta valiosísima información.
Incluso, el mundo animal está repleto de ejemplos que podemos adoptar para nuestro día a día, pero particularmente son las hormigas aquellas especies que reúnen todas las condiciones para que nos las quedemos observando con plena admiración…
Ahora, ¿cuáles son esas lecciones que podemos aprender?
Todas son una sola
Cuando están juntas, parecen un ser vivo único, ya que trabajan de manera compacta y uniforme.
Tienen la misma dirección
Las hormigas siempre procuran avanzar juntas evitando que alguna se desvíe. De esa forma es que logran sus objetivos.
Confían en las demás
Para poder seguir el camino, una hormiga debe confiar ciegamente en la que lleva adelante.
Respetan al individuo
Cada hormiga posee una fuerza increíble. Estar conscientes de ello contribuye a que trabajen inclusive mejor estando juntas.
Están centradas
Al parecer, cada hormiga tiene claro su objetivo. De hecho, jamás verás a alguna de ellas perder el tiempo… ¡Nunca! Salvo que se encuentre desorientada.
Se agrupan
Cuando se presenta algún inconveniente en el camino, las hormigas buscan las maneras de regresar al trabajo lo más rápido posible. ¡Ninguna se quedan en lamentos!
Son leales
Por si no lo sabías, dentro del fondo de cada hormiguero existe una reina. Todas las demás tienen muy claro que de su bienestar, depende de las demás.
Todas trabajan por el ahorro
Las hormigas tienen sociedades basadas en el constante aprovechamiento de los recursos. Almacenan todo aquello útil y, lo que no les hace falta, pues ni lo miran.
Por tanto, la fuerza de una sola hormiga es apoteósica, sí… Pero el trabajo de todas ellas en conjunto, es transformador.